La vida no es un sacrificio, muchas veces todo desesperado intento de cerrar algo en nuestra vida, un trato o un conflicto alcanza un aparente equilibrio. Sentimos según nuestra perspectiva que alguien siempre tiene que perder. El sacrificio es siempre un intento de minimizar la pérdida. Es sentir que uno renuncia al poder a cambio de quedarte con una porción pequeña.
No hay nada que uno tenga que sacrificar, todo está unido y tiene que ver con los conceptos, las creencias que existen a nuestro alrededor e interiormente. Es como poner una muralla tan sólida en apariencia, que parece como si lo que se encuentra adentro jamás pudiese salir afuera, y lo que se encuentra afuera jamás pudiese llegar hasta lo que se encuentra oculto allí. Según nuestra percepción y circunstancias creemos que todo debe ser un sacrificio. Marcamos límites en casi todo lo que es externo a nosotros, así como en lo que crees que es tuyo. y aceptar las limitaciones es imponer esas mismas limitaciones a cada persona, cosa que hay a tu alrededor y a todo lo que ves, especialmente a ti. Solo puedes ver al otro como te ves a ti mismo.
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