Cuando aprendemos que cada momento se vive en ese instante, obtenemos la sensatez de saber q ha llegado sin ser buscado. Ese es el mejor, dejar que nos sorprenda, dar libertad a ser receptivo, capaz de absorber, adaptarnos al principio de una nueva sensación.
Dejamos que todo siga su marcha, mantenemos nuestros pensamientos y nuestra mente clara, en armonía con las nuevas puertas que se abren al ser humildes y pacientes.
Cuando nos aferramos a algo o a un pensamiento, estamos siendo rígidos, y no permitimos que fluya, hay que tener confianza y permitir que los momentos lleguen sin ataduras ni intereses, solo mantener nuestra libertad interior, ser pacientes y perseverantes. Si nos lleva el deseo o pensamiento por delante al anticipar como serán las cosas si actuamos o dejamos de actuar, cuando es mejor no buscar un propósito.
Solo debemos confiar y así generamos momentos que nos sorprenderán.
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