Con nuestras imágenes creadas podemos lograr que nuestro mundo, creado por todo lo que nos pertenece lo convertimos en lo mejor de nuestra vida, de nuestra propia creación, de nuestro ser.
Todo lo que nos rodea, lo que vivimos, lo que deseamos, aquellas imágenes grabadas, terminan en nuestro interior, en nuestra mente y procuramos que aquello que no nos agrade lo descartemos, por que nuestra capacidad de crecimiento permite beneficiarnos para culminar en acción.
Las imágenes mentales se acopian a nuestra realidad, al entorno, a nuestra forma de mostrarnos ante la vida, recordando que somos los artífices de nuestro destino, como directores que plasmamos nuestras experiencias en nuestros actos cotidianos.
Conscientes o inconscientes hemos creado a través de nuestra vida imágenes de todo tipo, las clasificamos, las borramos, pero seguramente actuamos de acuerdo a aquello que se instaló en nuestra mente. Almacenamos historias llenas de vida, de momentos increíbles, desilusiones, esperanzas, rechazo, miedo, culpa, etc., pero estamos ahí atentos a transformar esas imágenes creando pensamientos positivos y resoluciones que actúan a favor de alimentar nuestra capacidad renovadora.
Como tenemos la capacidad y el poder de hacer realidad los pensamientos, convirtiendo en imágenes que reflejen lo que verdaderamente queremos ser y hacer, nuestro comportamiento, las ganas, el amor ayudan a que fluyan espontáneamente al ser sentidas.
Dejemos que nuestras palabras, las imágenes creadas, soñadas, sean realidad en nuestro interior y confiemos en nuestros actos día a día, facilitando la posibilidad de creer que son ciertas, porque están aquí y ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario