Nuestra capacidad de reconocer a nuestro "ego", nos facilita examinar más detenidamente el pensamiento de ello. Cuando somos observadores de nosotros mismos, lo que buscamos honestamente es la verdad. La dinámica del ego será nuestra lección, pues primero debemos examinarlo para poder así ver mas allá, ya que le hemos otorgado una realidad, un espacio, tiempo, deseos y verdades. Cuando queremos cambiar o modificar acciones, conceptos, maneras o formas, debemos despejar todos los obstáculos que no nos permite conocernos. Quizás la mejor manera sea examinar sin proteger, sin miedos, por lo tanto, solo vemos esa fuente, que es el miedo y que uno sea capaz de explorar. Darnos cuenta también de que sus efectos se pueden desvanecer sólo con reconocer que eso no es realidad, ni la verdad que uno siente en su yo interior, y obviamente aceptar que lo que no tiene efecto no existe. Nada opera en el vacío, no tengas miedo de mirar al miedo. La claridad por definición, desvanece la confusión, el miedo, las dudas, y cuando se mira a la oscuridad a través de la luz, está no puedo por menos que disiparla. Cuando observamos al ego, lo observaremos sin miedo, puesto que hemos encontrado el origen y ya no tiene ningún efecto. Toda idea tiene un propósito, y su propósito es siempre el resultado natural de lo que es, ya que todo lo que proceda de nuestro ego, no forma parte de nuestra naturaleza.
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