Ahí es cuando comienzo a reflexionar, saber si realmente vale la pena estar sacrificando, peleando contra mi mismo y así vaciarme de todo aquello que un día me prometí y que debería cumplir.
Precisamente ya es hora de atreverme a la ventura de la vida, a mis conocimientos, mis experiencias, mi trabajo de saber quien soy, y comenzar, sin miedos, sin culpa, sin limites, sin prejuicios ni promesas, descubriendo que escribir, crear, andar, volar, jugar, sentir, amar, reír, llorar, agradecer, bailar, creer como hoy, aquí, en este instante, me regalo la sensatez y la aceptación, para cumplir conmigo misma, cada minuto, solo eso, el instante mágico de ser feliz.
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