Elevarse, y desde un lugar más alto, se contempla la vida. Desde ahí la perspectiva será muy diferente. Desde lo alto has elegido cada pensamiento verdadero, sincero y respetuoso contigo mismo. Es el encuentro con tu yo interior, con tu ser. No chocas con nada, ni con las formas ni con tu pasado, estás aquí, en este momento. Es un comienzo y te sientes partícipe de ello.
Cuando sientas esa tentación o sensación de miedo, duda que nubla tu mente, recuerda que puedes ver desde más arriba, incluso cuando se presenta en formas que no reconoces, pero sí conoces las señales, los síntomas, es como una punzada de dolor, un ápice de culpabilidad, pero sobre todo, la pérdida de paz. Cuando se presenten, no abandones tu lugar en lo alto, sino elige inmediatamente esa sensación del pensamiento verdadero. No reacciones, ni te enfades, ni batalles, pues lo estarías viendo desde un lugar erróneo. Sólo las intenciones, los propósitos, la voluntad, la perseverancia, y el objetivo unifican, y aquellos que comparten un mismo propósito son de un mismo pensar.
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