En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente. En la vorágine de los problemas, en una revolución de pensamientos no hay solución y ninguna respuesta es simple.
El tiempo no tiene nada que ver con las soluciones a nuestros problemas, ya que cualquier problema puede solucionarse ahora mismo. En el instante donde silenciamos nuestra mente y nos abrimos a las respuestas que surgen desde nuestro yo interior, el conflicto, la duda o los problemas se disipan.
Ahí es donde corresponde estar, ahí se encuentra la respuesta, el resultado. No tiene ningún objeto tratar de resolver un problema donde es imposible que se encuentre la solución, pero si es seguro que se resolverá si se lleva donde se encuentra la solución. La respuesta esta ahí, en ese lugar genuino, amable que nace desde lo mas profundo de tu ser. Recordar que una pregunta con muchas respuestas no tiene respuesta, ninguna de ellas será válida. Es posible entonces separar tus deseos de la respuesta, para que ésta se te pueda dar y también para que la puedas aceptar.
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