Como medimos nuestra felicidad, realmente es importante creer que todo en nuestra vida tiene medida.
El sentir que uno es feliz no tiene una causa especial, es un estado, un impacto, una sensación que sobrepasa a una pregunta.
Lo increíble es como se manifiesta ese estado, es una actitud que lleva a nuestro cuerpo, a los pensamientos, a cada uno de los movimientos que se expresan sin trabas ni ataduras.
Al permitir que este estado forme una energía que circule sin trabas, todo nuestro sistema adquiere una perfección máxima y gloriosa.
La forma de hacerlo consiste en ser lo que somos, sin aparentar, llevando a cabo lo que necesitamos hacer por nosotros mismos, sin preocuparnos ni engancharnos a los resultados.
Encontrar el camino que nos identifique y nos permita tomar vuelo, sin fronteras, en libertad, sin miedo, notando que recorre y nos envuelve en un bienestar que todo nuestro ser agradece.
El placer de la vida, se vive sin medir, quizás un instante, quizás mucho más, es solo que la felicidad es siempre la feliz consecuencia de algo esencial.
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