La proyección da lugar a la percepción (es el primer conocimiento de una cosa por medio de las impresiones que comunican los sentidos, los pensamientos y las creencias). El mundo que ves se compone de aquello con lo que tu lo dotaste. Nada más. Pero si bien no es nada más, tampoco es menos. Por lo tanto, es importante para ti. Es el testimonio de tu estado mental, de un estado de sentimientos, la imagen externa de una condición interna. Tal como pienses, así percibirás. No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa. Por eso es por lo que el concepto de grados, dudas, miedos, dificulta tu desarrollo, expresión y libertad. Todo lo que contemplas a través de la visión es sano, sincero y real. Nada que se perciba sin ello tiene significado. Y donde no hay ese significado, esa claridad, sinceridad, amor, produce una sensación de vacío, de caos, de confusión en nosotros. Lo que veas dará testimonio de tu elección y te permitirá reconocer cual de ellas elegiste. El mundo que ves tan solo te muestra cuanto te has permitido ver en ti.
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