Nuestro estado natural es el del equilibrio. Cada vez que nos vemos obligados a forzar las cosas o situaciones que nos comprometen, el esfuerzo nos produce un desequilibrio, ya que muchas veces es tal la energía que utilizamos que nos hace dudar del correcto pensamiento o comportamiento.
La diferencia entre una persona que está en el camino de su búsqueda interior y otra menos entregada a su búsqueda, consiste en que la primera es real, es lo genuino, lo honesto.
Vives en la verdad de tu yo interior, en ese espacio superior donde encuentras la paz y la claridad de tus pensamientos y actitudes.
Es saber con convicción quien eres, el lugar que ocupas y de tus valores, te hace ser consciente de que no sabes todo, pero nos hace confiar que somos felices tal como somos. Ese equilibrio ayuda a desafiar las dudas y los miedos que aparecen cuando no estamos en armonía, cuando tu yo interior deja de ser tu prioridad.
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