Contemplar la luz que irradia nuestro corazón, es el fluir para ser compartido. El encuentro con el yo interior, con la sabiduría del amor en su totalidad, nos conduce a ese estado de paz, tranquilidad, sosiego en donde todo se aclara y se ordena.
Nuestra mente, espíritu, cuerpo se unen en una armonía singular, para establecer el equilibrio y sentirnos sintonizados con nuestro ser, ese ser verdadero, tu yo interior.
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