El amor está destinado a hacer cosas que los sentimientos no pueden hacer.
Cuando el amor y nuestro espíritu, nuestro yo interior, se ponen en conjunto pueden lograr cualquier cosa. Muchas veces no aceptamos el poder que el amor puede originar dentro de nosotros, por miedo, duda, vergüenza, pero mientras se va produciendo esta transformación interna, debemos tener de alguna forma algo exterior que lo sustente. Cada uno de nosotros nos dejamos conducir por nuestra naturaleza, por nuestra elección hacia el camino elegido, para lograr la sensación de plenitud y serenidad en nuestro ser.
Esas sensaciones de algo único e inigualable que experimentamos cuando nos sentimos bien con nosotros mismos y tiene su propia realidad. Debemos buscar hacia adentro, mirando y viviendo el estado de la verdad interior.
Las sensaciones que fluyen y el gozo son un estado permanente de nuestro ser, y todo es una realidad interior.
El aprendizaje está latente, nos escuchamos para que nuestro proceso esencial, nos haga vivir nuestra propia historia para hacerla realidad dentro de uno.
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